Hemos llamado Taller Artístico de Discusión (TAD) al método de recogida que nos permite cruzar experiencias artísticas con características de los grupos de discusión, como la puesta en común y la reflexión conjunta (García-Huidobro, 2016). Consideramos que esta propuesta de método se nutre de las metodologías postcualitativas y postmaterialistas (St. Pierre, 2014; Lather y St. Pierre 2015), ya que que son formas de recoger información y promover saberes que entregan mayor relevancia a lo participativo y subjetivo, al situar la experiencia artística vivida por sobre el conocimiento. Esto es, no importan tanto lo que se de dice, sino lo que se vive al momento de realizar la acción artística y cómo aquello vivido en la creación da nuevo sentido al relato de quienes somos.

Los TAD son una estrategia que promueven la experimentación de quien investiga (St. Pierre, 2018), donde no hay lugar para el control de los datos, sino que es una forma que sitúa el proceso de acción artística de los y las participantes como un modo de generar saberes válidos para el estudio. Además, nos permite conocer una realidad y un fenómeno que trasciende a las palabras y a lo escrito y que devela aspectos que, desde otros métodos de recogida, no es posible dar cuenta (Hernández, 2008).

Por otro lado, el método TAD que se presenta en este artículo busca demostrar un cruce entre las formas metodológicas con la epistemología y ontología, puesto que la metodología no puede reducirse al uso de técnicas o métodos, sino que a la producción de saberes que surgen desde experiencias encargandas y desde un determinado contexto. Es por ello que el corazón de este método surge al considerar que quienes participan son artistas-docentes. En este sentido, se utiliza la creación como una forma propia de su hacer y, por ende, como un punto de partida que, al resultarles familiar, les permite agenciarse de sus relatos e ir construyendo sentidos de si mismos-as desde el diálogo con la producción artística.

A partir de estas ideas situamos la experiencia del TAD como un método postcualitativo que busca ser un espacio de entrevista grupal y que toma elementos de la Investigación Basada en las Artes (Barone y Eisner 2006; Hernández, 2008), para dar cuenta sobre cómo la práctica artística puede ser utilizada como una estrategia que permite organizar, dar coherencia y nuevos significados sociales al relato vivido de cada participante.

Esta construcción colectiva, de alguna manera viene a deconstruir la relación entre el producto –la investigación- y la academia, ya que los tópicos de investigación simplemente son un marco sobre el cual se sitúa la experiencia de vida de los-as sujetos participantes, siendo esta experiencia la realidad que debe ser analizada. Respecto a esto Diez y Chanampa (2016) señalan que, “lo que el método cartográfico procura es hablar en conjunto con la experiencia de la realidad y no sobre la realidad” (Diez y Chanampa  2016: 87). En este sentido, el objetivo del taller artístico era que cada participante pudiera armar un recorrido visual y discursivo de su experiencia como artista-docente, a partir de ciertos conceptos entregados.

Dado el número de participantes en el TAD se dispusieron dos salones de trabajo, en cada uno de ellos se unieron mesas y se cubrieron con papelógrafo blanco, simulando un gran lienzo. Sobre este papel se dejaron lápices, tarjetas de colores, lanas, tijeras, pegamento, entre otros materiales. De todo esto, las tarjetas de colores eran claves, ya que en cada uno de estos se escribieron los conceptos/elementos que ayudarían a dar sentido a las cartografías, puesto que actuarían como elementos desencadenantes de sus experiencias.

Al llegar el conjunto de artistas-docentes participantes se les explicó el objetivo de la investigación que se estaba realizando y se les invitó a que cada uno-a pudiera realizar una cartografía individual a partir de los ocho conceptos claves. Dichos conceptos habían sido estudiados previamente por el grupo de investigadores como un conjunto de elementos que influyen en la construcción de subjetividad de los-as artistas-docentes. Por ende, el objetivo de que cada participante diera sentido temporal-social y subjetivo a dichos conceptos en su experiencia, ayudaría a comprender cómo cada uno-a se mueve y transita en sus espacios como artista-docente. Los conceptos claves entregados fueron: Deseos, Objetos/materialidad, Obstáculos, Enseñar, Sujetos, Creación artística, Región de Los Lagos y Cultura.

Por último, consideramos que trabajar este método en el sistema educativo es un aporte para que el o la docente pueda re-mirar sus prácticas y su trayectoria profesional mediante este proceso de introspección y, desde esta reflexión, lograr una transformación de sus modos personales y pedagógicos. Sin duda será un aporte al logro de una enseñanza crítica y constructiva, la cual aportará siguiendo la propuesta clásica de Giroux (1990, 1997) al desarrollo de los-as docentes como intelectuales transformativos y empoderados de manera consciente respecto a su rol formador.